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LA ESCRITURA Y EL CONOCIMIENTO

Verba volant scripta manent (Las palabras se vuelan, lo escrito se mantiene) Cayo Tito.

En este proyecto artístico se manifiesta subliminalmente un acercamiento a la epistemología o teoría del conocimiento, desde donde se establecen las relaciones entre sujeto y objeto. Su autor, el artista multidisciplinar Nicolás de Maya (de 48 años) se adentra en plasmar con metáforas pictóricas y escultóricas un estudio de la función del entendimiento de la persona. Mediante la caligrafía escrita, pintada, pirograbada, gofrada… y la constante presencia de los contenedores de letras: los libros; esos objetos omnipresentes, creados por el hombre para preservar el conocimiento, se incorporan en esta exposición, Delectus ex libris, de forma significativa y protagonista, junto a la figura humana –hombre y mujer– en la que se inicia la función racional para conseguir hacer posible el lenguaje y la comunicación.

De Maya insiste en esta treintena de piezas sobre la actividad cognitiva, desea detenerse en dar forma plástica a la acumulación de experiencias, necesita incidir en la técnica de la escritura, quiere resaltar el valor milenario del lenguaje y se ha propuesto que las obras se aproximen a postulados de sabiduría. Su trabajo, meditado, conlleva dosis de la esencia erudita y creativa del ser humano. Y la gnosis, conocimiento intuitivo y espiritual, se descubre en cada cuadro, escultura o instalación que realiza el artista, quien aborda de manera especial el recuerdo de cuando el hombre comienza a expresarse por medio de la escritura hace unos cinco o seis mil años antes de Cristo, a través de las protoescrituras pictográficas (pinturas y petroglifos), transmitidas en paredes de cuevas de finales del Paleolítico, y en tablas de arcilla que se usaban para expresar conceptos y mensajes. La escritura surge cuando la lengua fónica es insuficiente.

Los ideogramas dan paso a la primera escritura alfabética, en stricto sensu, fue la fenicia. Según explicó el filósofo y lingüista francés Roland Barthes «la escritura ha significado una evolución en el lenguaje y en el psiquismo y, con ello, en el mismo proceso humano, ya que es una segunda memoria para el hombre». Nicolás de Maya, desde hace bastantes años, ha integrado con evidencia conceptual la escritura y el conocimiento en sus proyectos. Es un apasionado de la caligrafía y el papel. En esta exposición, que se presenta en el Aula de Cultura de la Fundación Cajamurcia en Madrid, el cien por cien de las obras son de reciente producción; aparecen 16 piezas realizadas con tinta en plancha sobre papel Hahnemühle de 350 gr, que han sido pensadas y materializadas en México, durante los últimos meses de 2016, mediante un antiquísimo proceso de grabación en el que su autor ha creado piezas de arte únicas, ya que se destruyó después cada «plancha» utilizada en este proceso.

El libro, con presencia constante, se pinta de manera excelsa en óleo sobre lino, se talla en madera pirograbada, se agiganta en una instalación (310 x 360 cm) con sus lomos de libros señalizados tipográficamente en madera tratada con técnica mixta, El color de nuestras vidas, y aquí surgen títulos de la literatura universal seleccionados por el pintor. El libro se hace fetiche en esta exposición e inunda la sala pletóricamente. El dramaturgo y novelista español Antonio Gala puntualiza que «El libro es una pértiga que permite dar saltos inimaginables en el espacio y en el tiempo; el testigo de la más hermosa carrera de relevos; un infalible e íntimo amigo silencioso». El libro lo escribe y lo imprime el hombre y lo lee y lo aprende el hombre, y De Maya lo ha simbolizado en dos cuadros –Él (Adán) y Ella (Eva)– con sendas figuras elaboradas con grafito, carbón y pirograbado sobre papel Fabriano de 200 gr. Pensamientos es el título que el artista ha dado a cuatro esculturas confeccionadas en papel Canson de 300 gr, modelado y gofrado, situadas sobre estructura de acero diseñada por él mismo. Su capacidad imaginativa desborda al espectador.

Para el arqueólogo e historiador James H. Breasted, «La invención de la escritura y de un sistema eficaz de indicaciones sobre papel, ha influido más en elevar la raza humana que ninguna otra proeza intelectual en el progreso del hombre». Ahora podemos reconocer a Nicolás de Maya como el Hierofante, descendiente de Eumolpo, y le ceñiremos su cabeza con la cinta dorada (estrofio) que distingue a estos privilegiados sacerdotes griegos, por deslumbrarnos con su insólita creatividad.

PEDRO LÓPEZ MORALES
Comisario de la exposición

Horario:
de lunes a viernes de 11 a 14 h. y de 17 a 20 h.

Invitación Nicolás de Maya
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