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Alegoría de la creación humana, Adryan de Gryef

Alegoría de la creación humana, Adryan de Gryef

Los animales en primer plano y un punto de fuga en perspectiva al horizonte con luz de atardecer. Llena la parte superior la frondosa copa de un árbol que deja un reducido espacio abierto al cielo en el lateral. En este lienzo ocupan el primer término aves en agitado movimiento y hortalizas dispuestas sobre una carretilla y un sillar. Un gran arco, flanqueado de pilares adosados con capiteles sobre los que descansa un frontón clásico, abre el espacio a otras arquitecturas y jardines que evocan la Roma clásica.

Conocido el lienzo tradicionalmente como Paisaje con animales, se ha interpretado como Alegoría de la creación humana, viendo en la lucha de los gallos «las rencillas, envidias y ansias de poder en que habitualmente se enredan los humanos», y en las frutas abiertas, la madurez necesaria para alcanzar el paraíso personal simbolizado en el pavo real. La denominación como Alegoría de la creación humana tiene además una lectura que nos parece más precisa. El hombre interviene en la creación divina con la introducción de la Agricultura, la Ganadería y la Arquitectura. La calabaza, el melocotón, la col y otros frutos recogidos manifiestan el señorío del hombre sobre la naturaleza vegetal. No están en la tierra donde germinan sino puestos por el hombre en una carretilla y sobre un sillar, maduros y listos para servirle. Las aves de corral son una muestra del reino animal dominado por el hombre mediante la ganadería. Y el paisaje está ordenado y recreado por la arquitectura. Conviene señalar, no obstante, que todos estos elementos alegóricos quedan supeditados para Adryan de Gryef al carácter amable y decorativo de la pintura.

La riña de gallos recuerda, como se ha señalado en estudios anteriores, a Jan Fyt (Riña de gallos, Madrid, Museo del Prado, inv. n.o P1532), si bien la composición deriva de modelos anteriores de Frans Snyders3. El pavo real también es frecuentemente representado por Snyders, maestro especializado en la representación de animales, con influencia decisiva en los pintores de la generación que le sigue.

Este lienzo es excepcional en la producción de Adryan de Gryef por su gran tamaño; pero tanto la fórmula compositiva como los elementos aquí representados son típicos de su estilo. El Musée du Louvre (inv. n.o 1308) conserva una escena de caza en la que los animales descansan también sobre un sillar dispuesto en diagonal, y sigue el mismo esquema, con las figuras ocupando el primer plano y en un lado un segundo plano en profundidad que se abre al paisaje en perspectiva. El regreso de la caza del Musée Lambinet en Versalles (inv. n.o 1220) es una composición con estructuras clásicas a la romana, en primer término un pedestal en el que se apoya un jarrón y a un lado campos en perspectiva y una estructura arquitectónica piramidal.

Bénézit hace referencia a su venta en Nueva York (20 de junio de 1919) y Londres (19 de marzo de 1943); Christie’s Londres, 26 de noviembre de 1965, lote 4; Christie’s Londres, 27 de junio de 1975; Galería Gonzalo Zazo, Madrid.

 

Magdala García Sánchez de la Barreda
Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid, realizó los cursos de doctorado
sobre pintura de los siglos XVI y XVII en esa Universidad y en el  Museo del Prado.

La obra puede contemplarse dentro de la exposición “De Rubens a Van Dyck, buscar la pintura y hallar la poesía”