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Adoración de los Magos, de Artus Wolffort

Adoración de los Magos, de Artus Wolffort

El pintor sigue la representación tradicional de la Adoración de los Magos, según el Evangelio de san Mateo (2: 1-12), único evangelista que recoge este pasaje. En el ángulo izquierdo, ante el fondo oscuro de un muro, vemos a san José, la Virgen y el Niño, mientras el resto de la composición lo ocupan los Reyes Magos con sus pajes y el cortejo que les acompaña. El Niño es el centro de atención y todos fijan su mirada en él, salvo Gaspar, que vuelve el rostro al espectador como invitándole a participar en la escena. La iluminación más intensa en el lado izquierdo consigue atraer la atención hacia la Virgen y el Niño como idea principal. Detalles dignos de destacar son las vestimentas de los Magos y los presentes ricamente cincelados que portan, en contraste con la tradicional sencillez de la Sagrada Familia y el gracioso gesto del Niño al introducir su mano en el cofre con monedas de oro que le ofrece el rey Melchor arrodillado. Baltasar asoma tras ellos con la copa en la mano izquierda, inclinándose hacia delante en signo de respetuoso saludo. En el lateral derecho, Gaspar, vestido con armadura, sirve de contrapunto al modesto san José, casi siempre rezagado en las Epifanías flamencas, que cierra la escena por el lado opuesto.

Catalogado como anónimo de la escuela de Rubens en una exposición de la galería Sotheby’s de Londres, el lienzo ha sido atribuido en fechas recientes a Artus Wolffort por el profesor Díaz Padrón, buen conocedor de la producción de este artista. La adjudicación de la pintura a un seguidor de Rubens se fundamenta por la comparación con obras del mismo tema en la producción del maestro. Es indudable que Artus Wolffort tomó de modelo la Adoración de los Reyes Magos del Museo del Prado (inv. n.o P1638), pero el cuadro en estado original que Rubens pintó en Amberes hacia 1608, pues el resto de la obra es un añadido posterior del propio maestro en 1628, cuando la pintura ya estaba en España y, quizá no satisfecho con su anterior trabajo, lo amplió por la derecha y por la parte alta. Sin las bandas añadidas, la composición resulta mucho más cerrada y más en consonancia con la pintura que tratamos. La distribución de las figuras en el escenario con el grupo de san José, la Virgen y el Niño recibiendo los presentes de los Magos es similar, igual que la comitiva que les acompaña, si bien en el cuadro de Wolffort las figuras dominan prácticamente la totalidad del espacio. Sus modelos son muy personales y trabaja con una apretada y sólida factura, características que dominan su estilo. También el colorido está lejos de la riqueza cromática del maestro antuerpiense. El modelo del rey Gaspar es el mismo que utiliza Rubens en la Coronación de Cristo de la Gemäldegalerie de Berlín y en El emperador y san Ambrosio del Kunsthistorisches Museum de Viena, datos estos muy significativos para fijar la fecha de ejecución de la obra de la colección Gerstenmaier.

Son numerosas las réplicas que se conservan del pintor sobre el mismo tema. La Adoración de los Reyes del Staatliche Kunsthalle de Karlsruhe, que Müller Hofstede creyó réplica de Rubens del primer período de su producción, es prácticamente idéntica, a excepción del rostro que aparece en el ángulo superior derecho o pequeños detalles de la vegetación en el muro y en la parte baja. Otras réplicas con insignificantes cambios se encuentran en obras de la galería Sotheby’s, del Hôtel Drouot de París y del Musée des Beaux-Arts de Rouen. En formato vertical se conservan tres más, en el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes, procedente de la catedral, en el Musée des Beaux-Arts de Dijon y Musée de la Ville de Burdeos. La existencia de tal número de versiones de la misma composición da fe de la evidente popularidad de la que gozó el artista en su época, pero que, como tantos otros, quedó eclipsado por el resplandor de Rubens. La obra fue adquirida en el comercio madrileño en mayo de 2008.

Inmaculada Alonso Blázquez

La obra puede contemplarse dentro de la exposición “De Rubens a Van Dyck, buscar la pintura y hallar la poesía”